sábado, 10 de diciembre de 2011

La Educación, desde el punto de vista capitalista, es solo un negocio

A finales de la década de los ochenta, con el fracaso de la Unión Soviética y del Bloque Socialista, el capitalismo y el libre mercado fueron tomados como los "correctos" y "válidos" modelos a seguir por todo país que aspire al "desarrollo". Como consecuencia de esto, el Estado se convirtió en una institución mínima con cada vez menos poderes y capacidades, las cuales fueron asignadas al sector privado. Ahora, con un Estado mínimo, la privatización se presenta como una alternativa para hacerse cargo de los servicios básicos. En este contexto, aparece la posibilidad de privatizar la educación superior. Es decir, ya no existirán universidades nacionales dónde la educación sea gratuita, sino que solamente funcionarán las universidades donde se les cobre a los alumnos por los "servicios" brindados. Muchos argumentan que esta medida es necesaria para resolver los problemas de la educación superior como la baja calidad, la deserción estudiantil o la falta de control en los procesos de admisión. Al respecto, considero que la privatización no es la solución para estos problemas, sino que, por el contrario, estos aumentarán en la medida que el carácter privatizador se vaya imponiendo en el área del cumplimiento de los derechos ciudadanos que los capitalistas han convertido en un mercado.

En primer lugar, debemos considerar que la educación es un valor importante para la sociedad. A través de ella, las personas logran ser libres, autónomas y capaces de pensar por sí mismas, se adquieren conocimientos, se descubren talentos y se desarrollan habilidades para transformar el mundo en favor de la sociedad. Además, la educación permite formar personas con conciencia social a través de la formación humanista, mediante la cual, los jóvenes estudiantes podrán ser capaces de dejar de pensar solo en ellos mismos y pasen a preocuparse por cuestiones referentes al conjunto de los ciudadanos, de la comunidad, del colectivo.