En la actualidad, vivimos en una sociedad caracterizada por el carácter individualista y por un abandono del espíritu colectivo. Como consecuencia de ello, podemos notar el egoísmo y la falta de solidaridad de muchas personas. Se supone que una sociedad es una alianza de socios, compañeros donde todos unidos podemos convivir en armonía. Sin embargo, esta sociedad postmoderna quiere parecerse cada vez más a ese estado de “lucha de todos contra todos” a la cual hacía referencia Hobbes. Ante ello, cabe preguntarnos: ¿Cómo fue posible que el individualismo se imponga como valor en esta sociedad? ¿Qué importancia tienen el relativismo y el escepticismo en este aspecto? ¿Qué consecuencias ha traído este pensamiento? ¿Dónde está la lucha por la libertad de la que nos hablaba Sartre? ¿Cuál es la relevancia del abandono de lo colectivo y del “otro” en la sociedad actual? A continuación, se intentará responder estas cuestiones basándonos en la importancia del individuo, entendido como un elemento de la sociedad, en el conocimiento humano. Además, prestaremos principal importancia a las consecuencias del individualismo y a la lucha por la libertad.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Ni culturas altas, ni culturas bajas: ni dominantes, ni dominados
En la actualidad, vivimos en una etapa de globalización que trae consigo la uniformización de las personas. En este contexto, muchos consideran que todos, tarde o temprano, debemos adherirnos a este proceso mediante el cual todos pensemos y actuemos más o menos de la misma manera. Ante ello, existen quienes consideran que hay culturas y lenguas superiores, los cuales deben predominar sobre los inferiores, y otros quienes, por el contrario, sostienen que hay culturas de igual valor. Por ejemplo, hace algún tiempo, la lingüista Martha Hildebrandt declaró, en relación a la congresista quechua-hablante Hilaria Supa, que esta legisladora era de "bajo nivel cultural" y que debería aprender el idioma español y dejar de hablar en quechua porque nadie la entendería. Al respecto, debemos hacer un par de aclaraciones.
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¿La opinión es un delito?: la despenalización de los delitos de difamación
El periodismo surgió como una manifestación del pensamiento y la voluntad de los ciudadanos. Además, una de las funciones de la prensa es la de vigilar a los poderosos económicos y políticos. Para ello, se necesita la libre expresión y el vencimiento de todo obstáculo que no permita la opinión personal y la publicación de esta en un ámbito público. Sin embargo, hay casos en los cuales muchas personas se sienten heridas, dañadas moralmente o afectadas por las opiniones o declaraciones que se difundan en algún medio de comunicación. A pesar de ello, en la actual Constitución (1993), podemos encontrar una ley que indica que el delito de difamación es sancionable con la prisión. En este sentido, se ha originado un debate que comprende la propuesta de despenalizar la difamación.
Una herencia más del gobierno anterior: los proyectos hidroeléctricos en Madre de Dios
En la década pasada y, especialmente, durante el gobierno de Alan García, se han aprobado grandes proyectos basados en la explotación de nuestros recursos naturales. Es cierto que necesitamos dinero para poder sostener nuestra economía, así como necesitamos de la electricidad para poder desarrollar con normalidad nuestras labores diarias. Pero debemos considerar los impactos socio-ambientales provocados por la ejecución de los proyectos energéticos. En este sentido, Proyectos hidroeléctricos, como los de Marañón y Pakitzapango, no deben ser ejecutados por el actual gobierno de Ollanta Humala.
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