miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Estado. ¿Combatiendo a la drogadicción o a los narcotraficantes?

Desde hace más de tres décadas, en países latinoamericanos como Perú, Colombia y México, el narcotráfico es un grave problema que los gobiernos deben resolver. Ante ello, países como Estados Unidos han decidido ayudar económicamente en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas. A pesar de ello y de todos los esfuerzos realizados por los gobiernos para combatir a la mafia de las drogas, no se ha podido eliminar ni reducir las fuerzas de estas organizaciones criminales. En estos días, la noticia del incremento de la violencia en México y del enfrentamiento producido entre agentes del orden y los narcotraficantes ha puesto en debate si la manera en la que se quiere solucionar este problema es el correcto o se está intentando resolver el problema de la manera equivocada. Ante ello, cabría preguntarse si erradicando el cultivo de la hoja de coca o de la marihuana se resolverá el problema o si criminalizando el consumo de drogas se puede disminuir el consumo de estas sustancias en las personas. En mi opinión, el problema de la drogadicción, del tráfico de drogas, de la violencia provocada por el enfrentamiento entre quienes pretenden erradicar la producción de drogas y quienes la producen no se podrá resolver tomando medidas violentas, con lo cual se generará una guerra interna en los países implicados, ni con la erradicación del cultivo de hoja de coca o marihuana. Por el contrario, los problemas que causa el narcotráfico solo serán resueltos a través de la aceptación y adecuación de las leyes a nuestra realidad. Es decir, cuando se acepte y tolere que el consumo de estupefacientes se encuentra presente en todas las sociedades, por lo que habría que legalizar drogas como la marihuana, la cual es la de mayor consumo entre los jóvenes para así, poco a poco disminuir el poderío económico que actualmente poseen las organizaciones dedicas al tráfico de drogas.

En primer lugar, cabe destacar el hecho de que si nos estamos refiriendo a drogas ilícitas o tráfico ilícito de drogas es porque la producción y la venta de estas sustancias no se encuentran determinadas ni limitadas por las leyes de los países. Es decir, si hay narcotráfico en el Perú, es porque en nuestro país la producción de marihuana no se encuentra establecida ni limitada por leyes del gobierno. Ante la inexistencia de este conjunto de normas que permitirían controlar la producción de drogas, los narcotraficantes aprovechan tal situación y lucran con la salud y vida de los consumidores de drogas. A diferencia de décadas anteriores, la droga que se consume actualmente se encuentra combinada y alterada por sustancias químicas que provocan mucho más daño que las drogas en su estado normal. La marihuana, en la década de los 70, en pleno auge del movimiento hippie, se fumaba en su estado más natural. Por el contrario, ahora, la marihuana que se consume en las calles ha pasado por un proceso por el cual se le introducen químicos que alteran su estado normal, se vuelven más dañinas y los efectos esperados por los consumidores dejan de ser satisfactorios. En la mayoría de los casos, se alteran las drogas para volverlas más adictivas y, así, ganar más dinero. Todo esto es posible debido a la falta de normas que determinen la producción de drogas. Los vendedores de drogas, los traficantes, los productores y las grandes organizaciones de narcotraficantes se aprovechan de ésta situación y venden drogas a cantidades impresionantes sin pagar ni un solo impuesto al Estado. Por ello, creo necesario la creación de un sistema de leyes que controle la producción y venta de drogas como la marihuana. Para ello, se debe legalizar el consumo y la producción de la marihuana.

En segundo lugar, lo que los gobiernos quieren combatir es el daño producido por las drogas en la salud de sus consumidores. Es decir, combatir la drogadicción. Para ello, los diferentes estados han optado por enfrentarse a los narcotraficantes de igual a igual, provocando un conflicto interno. Muestra de ello son los últimos enfrentamientos producidos en México. Hace unos días en la ciudad de Matamoros en Tamaulipas, México, se produjo una balacera que duró 8 horas en las calles de dicha ciudad y que fue protagonizada por soldados y marinos, quienes se enfrentaban a los narcotraficantes locales. Además, días anteriores había sido publicado un video en el Internet donde se confesaba la matanza de 18 personas, cuyos cuerpos habían sido enterrados en una fosa común en la ciudad de Tres Palos, Acapulco. Este asesinato se habría producido, según palabras de los asesinos, en respuesta a la intervención del cartel de la Familia Michoacana en la zona perteciente al narcotraficante Altamirano. Como vemos, la violencia provocada por el enfrentamiento entre los mismos narcotraficantes y agentes del orden estatales trae como consecuencia la muerte de muchas personas. Todo esto, sería mucho más difícil que suceda si el gobierno, en ves de enfrentarse a los carteles mexicanos, hubiera decidido iniciar un proceso de legalización de las drogas y, con ello, crear un sistema de normas y leyes que limiten el accionar de los productores de marihuana.

En conclusión, los países latinoamericanos y sus respectivos gobiernos se han equivocado al asumir la solución del problema de la drogadicción a través del enfrentamiento con los narcotraficantes y la erradicación del cultivo de coca y marihuana. Con ello, solo han logrado producir más violencia y el consumo de drogas en Latinoamérica no se ha disminuido, sino, por el contrario, ha ido en aumento en los últimos años. En países como el Perú, el dinero obtenido por el narcotráfico se encarga de financiar a los terroristas escondidos en la selva peruana, con lo cual se genera el narcoterrorismo. Ante ello, debería optarse por tomar otro tipo de medidas que eviten que todo esto se produzca. La legalización de las drogas permitiría que aquellos que deseen hacerse cargo de la producción de marihuana se encuentren dentro de un sistema, el cual se encargará de vigilar y cuidar las condiciones en las que se producen y venden las respectivas sustancias y del cual se encargará el Estado. Con ello, existirían lugares debidamente autorizados por el gobierno o el Ministerio de Salud, donde las personas mayores de edad puedan encontrar marihuana de buena calidad, producida en buenas condiciones y pagando un impuesto el cual se encargará de financiar todo este sistema. Además, para evitar que la gente consuma marihuana de manera indiscrimanada, se mantendrá un registro de la compra de esta planta con el nombre y dni de la persona que la compró y la cantidad de marihuana que adquirió. Se establecería un límite de cantidades de marihuana por persona a la semana o al mes, con lo cual se evitaría que una sola persona consuma grandes cantidades de marihuana o se dedique a venderla a terceros. Este sistema de registro solo servirá para impedir que se compre marihuana en grandes cantidades y se caiga en la drogadicción, por todo lo demás será de carácter anónimo. Es decir, cuando una persona llegue al límite de consumo por persona a la semana o al mes, ya no podrá adquirir mas marihuana hasta la próxima semana o mes, según se establezca en el sistema de normas. De esta manera, podemos apreciar que para el problema de la drogadicción, existen muchas otras soluciones que muchos de los gobiernos, por temor, no se atreven a aplicar.

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