jueves, 16 de diciembre de 2010

"CHAVIN DE HUANTAR" : ¿OPERACION MILITAR EXITOSA O TERRORISMO DE ESTADO?

Por: Jorge Luis Paucar Albino


Hace 14 años, un 17 de diciembre de 1996, se produjo uno de los últimos atentados terroristas en la historia reciente de nuestro país: La Toma de la Residencia del Embajador Japonés. Al respecto, el siguiente video es un reportaje acerca de la Operación Chavin de Huantar, por la cual se logró rescatar a los rehenes de la Residencia del Embajador Japonés pero trayendo como consecuencia la muerte de todos los emerretistas implicados. En el reportaje, se recogen las declaraciones de todos los implicados: víctimas, rehenes y familiares.





¿Qué concepto tienen las personas de un terrorista? ¿Es aceptable que se utilicen las vidas humanas como simples medios para lograr un objetivo? ¿Así como los terroristas sacrificaban vidas para causar el terror e imponer sus ideas políticas, es cierto que los militares hicieron lo mismo para poder, precisamente, derrotar al terrorismo? ¿Hubo terrorismo de estado en el Perú? Si bien para las generaciones de hoy, el terrorismo parece ser parte de la historia, es importante no dejar en el olvido acontecimientos que solo recordándolos nos permitirán reflexionar para que crímenes como estos no vuelvan a ocurrir.


Desde 1980 hasta el 2000, se vivió en el Perú un conflicto armado protagonizado por los terroristas y miembros de las Fuerzas Armadas. Mientras los terroristas mataban a las personas para mandar un mensaje a la sociedad, los militares mataban a sospechosos o culpables de terrorismo para enviar una advertencia a aquellos que pudieran atreverse a cometer los mismos delitos. Estos problemas se ven reflejados en uno de los últimos atentados terroristas ocurridos en el Perú: la Toma de la Residencia del Embajador Japonés. El 17 de diciembre de 1996, catorce miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomaron como rehenes a todos los invitados a una fiesta que se realizó con motivo del 63º aniversario del nacimiento del Emperador de Japón. Para liberar a los rehenes se llevó a cabo la operación militar "Chavín de Huantar". En mi opinión, en ambos casos se violaron los Derechos Humanos y, en el último, se hizo terrorismo de estado. A continuación, presentaré las razones por las que considero que los acontecimientos relacionados a la “Operación Chavín de Huantar” constituyen, efectivamente, un ejemplo de terrorismo de estado.


En primer lugar, son terroristas todas aquellas personas que hacen política a través de la violencia y el terror. En este sentido, hay que tomar en cuenta que son terroristas también aquellos individuos que, aprovechándose del poder que tienen, deciden “hacer justicia con sus propias manos” y asesinar a personas sospechosas de haber cometido crímenes. Se mata a un culpable o sospechoso de ser terrorista para acabar con el terrorismo, mandar una advertencia a aquellos que pudieran atreverse a cometer los mismos delitos y salvar las vidas de muchos inocentes que luego podrían ser víctimas de atentados terroristas. Es decir, se usan las vidas de las personas como medios para alcanzar un objetivo. El matar a un sospechoso de terrorismo porque supuestamente “merecía morir” es un ejemplo de terrorismo de estado.


En segundo lugar, las desigualdades y la exclusión social hicieron posible la acogida de pensamientos terroristas en nuestro país. Los pobladores de la sierra, al sentirse excluidos y no ser tomados en cuenta en las decisiones del gobierno, vieron en las ideas postuladas por los terroristas una oportunidad para exigir sus derechos y formar una nueva sociedad. Pero para ello, tenían que arrasar con todo a su paso, no importaba lo que se encuentre en el camino. Si era necesario matar a personas inocentes, se tenía que hacer, ya que ese era el medio para alcanzar el objetivo final. Las vidas humanas eran un precio que se tenía que pagar para alcanzar el fin determinado. De acuerdo con el filósofo peruano Miguel Giusti, esto fue consecuencia de la mala interpretación de una de las máximas del Imperativo Categórico del filósofo e idealista alemán Immanuel Kant la cual es la siguiente: "Obra según la máxima por la cual quieras que tus actos se conviertan en ley universal". Esta fórmula se basa en el cuestionamiento que todos deberíamos hacernos antes de actuar y es el siguiente: ¿qué pasaría si todos los demás hicieran lo mismo que yo? Con ello, se evita que se cometan crímenes y se promueven las buenas acciones. De esta manera, el individuo es juez de sí mismo y, como tal, solo él, en su propia conciencia, sería capaz de discernir entre lo bueno y lo malo. Sin embargo, esta idea no puede ser tomada de manera aislada y caprichosa, como lo hicieron los terroristas, ya que con ello, afirma Miguel Giusti, el verdadero sentido universal de la norma se convierte peligrosamente en una convicción subjetiva y particular que, al ser principio y criterio último para determinar los actos, permite al individuo llevar a cabo los más atroces crímenes con la conciencia perfectamente limpia y sintiéndose orgulloso de haber servido a la humanidad.


En tercer lugar, a pesar de haber secuestrado a las personas y habiéndolas tomado como rehenes para negociar una serie de pedidos, entre las que se encontraba la liberación de todos los miembros del MRTA que estaban en la cárcel, los emerretistas respetaron la vida y la integridad física de los rehenes, liberaron a mujeres y enfermos, permitieron el ingreso de alimentos y facilitaron la comunicación entre los rehenes y sus familiares. Al respecto, los emerretistas manifestaron en repetidas oportunidades que respetarían la vida de los rehenes porque, al mantener a las personas prisioneras podían ejercer chantaje sobre el gobierno. En este contexto, el gobierno, al mando del entonces presidente de la República Alberto Fujimori, decidió poner en práctica un plan alternativo para liberar a los rehenes. Entonces, se puso en marcha la Operación Militar “Chavín de Huantar”, la cual trajo como consecuencia la muerte de todos los miembros del MRTA, dos miembros de las Fuerzas Armadas y un rehén. Luego, al revisarse los cadáveres de los emerretistas, se encontró que tenían en el cráneo entradas de bala por detrás de la cabeza, en la nuca, lugar desde donde se llevan a cabo las ejecuciones. Además, los familiares de los terroristas fueron víctimas de maltrato cuando fueron a reclamar los cuerpos de sus seres queridos, ya que, ante sus solicitudes de poder reconocer los cadáveres y llevarlos a entierro, no solo recibieron la negativa de ver los cuerpos, sino también el engaño acerca de la verdadera ubicación de los cadáveres.


Entonces, ¿qué tipos de actos se cometieron en la Toma de la Residencia del Embajador Japonés y la “Operación Chavin de Huantar”? Por un lado, los emerretistas no respetaron las libertades de los individuos al tomar como rehenes a los invitados a la fiesta en la Residencia del Embajador Japonés. Por otro lado, los miembros de las Fuerzas Armadas no respetaron las vidas de las personas, ya que mataron a los catorce miembros del MRTA y se les privó del derecho a un debido juicio. En ambos casos, se usaron a las personas como medios y no como fines, se usaron las vidas humanas en favor de un determinado objetivo. Tampoco se respeto la dignidad de la persona al no permitirles a los familiares de los emerretistas el reconocimiento de los cadáveres para que les puedan dar sepultura. De igual manera, no se respeto lo acordado, ya que, mientras los emerretistas no les hacían ningún tipo de daño físico a los rehenes y tampoco ejercían violencia sobre ellos, el gobierno decidió realizar su operación militar de manera violenta acabando con la vida de 17 personas entre emerretistas, miembros de las Fuerzas Armadas y un rehén. Como vemos, hubo terrorismo de estado en la "Operación Chavin de Huantar", ya que con tal de vencer al terrorismo y liberar a los rehenes se mato a todos los emerretistas como si las vidas de estos fueran un medio necesario para lograr un objetivo. Al respecto, si se pretende que este tipo de acontecimientos no vuelvan a suceder es necesario que, por un lado, las leyes permitan que se condene a los responsables de estos crímenes de lesa humanidad sin importar que se trate de terroristas, militares o ex presidentes. De igual manera, el Estado y la sociedad peruana, deben encargarse de que las diferencias socio-económicas sean cada vez menores en nuestro país para que, de esta manera, no se repitan las mismas condiciones que permitieron, alguna vez, que las ideas políticas radicales tuvieran acogida en nuestro país provocando que las personas sean capaces de morir y matar por sus ideas.

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